Mucho se ha hablado estas semanas del abultado resultado producido en un partido de fútbol base en nuestra isla.
El deporte base en general está mal planteado, estamos cada vez antes, exigiendo a los niños, objetivos que no son acordes a sus edades, objetivos que hace años eran de otras categorías, pero la pronta especialización está originando que el proceso de formación se acelere, no centrándose en el desarrollo de los niños, si no, en los que son mejores y estén más dotados motriz, técnica y tácticamente.
El niño como tal, a mi opinión, debe aprender a competir divirtiéndose, y soy un defensor acérrimo de cuidar las categorías pequeñas con formación hacia las categorías superiores, centrándonos en el aprendizaje de todo lo que conlleva la competición pero sin el carácter competitivo, para que cuando se llegue a la edad competitiva, hayan adquirido y tengan afianzado estos conocimientos, sin presión por el resultado, ya que lo que buscamos es un objetivo a largo plazo, y siempre que este trabajo esté enfocado bajo una dinámica lúdica.
¿A que edad sería la idónea para comenzar con la competición propiamente dicha?
Sobre los 12 años es cuando se debería iniciar la especialización, con una competición lo más parecida a la de los adultos.
Pero la actual estructura de competiciones llevadas a cabo por las Federaciones, no hace posible que esto se pueda realizar, estamos sometiendo a los jóvenes deportistas a cargas de trabajo ya sea físico, técnico-tácticos o psicológicos mas elevadas a las que corresponden al periodo en el que están, buscando la especialización cada vez antes.
Aunque en muchos casos se consiguen los objetivos a corto plazo, éste puede ser contraproducente a largo plazo, siendo ésta una de las causas principales del abandono del deporte, en cuestión, ya sea de forma competitiva o que se produzca un cambio de disciplina, por estar "quemados" de éstas.
Los entrenadores y los encargado de las Federaciones debemos, recapacitar y centrarnos en los fundamentos del entrenamiento y la educación física y no intentar saltarnos etapas, intentando quemar cada una de éstas para conseguir un perfecto desarrollo de nuestros deportistas, primando la formación al resultado.
Esto está originando que el deporte infantil de formación parece que está tendiendo peligrosamente hacía una “profesionalización” excesiva y todo para ganar.
La labor principal de un entrenador de base es la de educar a los niños en una serie de valores, tales como la solidaridad, el compañerismo, la amistad y el respeto al adversario y también desarrollar las capacidades deportivas de éstos. Por lo tanto, los resultados a corto plazo se tienen que considerar siempre como una cuestión secundaria.
Muchos entrenadores consideran la victoria como su principal objetivo, incluso con niños muy pequeños, lo que hace que utilicen procedimientos totalmente inadecuados, ignorando las características psicológicas y fisiológicas de los jugadores.
Vivimos en una sociedad en la que solo te valoran por el color de la medalla que obtienes.
Aunque detrás de esa medalla hay muchas horas de esfuerzo y trabajo, también existen personas que trabajan de igual manera aunque nunca llegarán a esas cotas de éxito, éstas también se merecen tener el derecho de participación y adaptar la competición a ellos, ya que el deporte no es solo la búsqueda de rendimiento, también es el conseguir la mejora en aspectos físicos y sociales de los que lo practican.
Fomentar la competitividad desde pequeños es coherente con el modo de vida actual, pero se aleja de la verdadera finalidad del deporte de base. Movidos por el ego personal de padres y entrenadores, y con el cobijo del sistema, los niños y las niñas crecen en un ambiente fuertemente competitivo, donde se premia a los más preparados y se castiga a los débiles, mientras que los valores se convierten en una piel postiza.
En conclusión hay que evitar dar la impresión que la única razón para participar en el deporte es la consecución de un resultado, obtener medallas u otros premios.
Es necesario adoptar una pedagogía acorde a la edad con la que estamos trabajando porque los niños no son adultos en miniatura, EL DEPORTE DE ADULTO PARA LOS ADULTOS Y EL DE NIÑOS PARA LOS NIÑOS.