martes, 30 de enero de 2018

INICIACIÓN DEPORTIVA EDUCATIVA (POR JOSE MIGUEL ÁLAMO)

Artículo escrito por el Doctor en Educación Física por la ULPGC, José Miguel Álamo, extraído de laprovincia.es, que aborda la problemática en la que está inmersa el deporte en edad escolar.
Una de las noticias de las últimas semanas a nivel nacional ha sido el resultado que se produjo en un partido de fútbol de categoría alevín, 47 a 0. Los comentarios han sido variados en los medios de comunicación mediante titulares, por ejemplo: "Sólo una pregunta: ¿pensó ese técnico en el porterito del otro equipo?"; "un 47-0 que levanta indignación"; "la abusiva goleada que vuelve a abrir el debate en el fútbol formativo". Si analizamos minuciosamente este tema, podríamos ver que en general, estos resultados en competiciones de deporte en edad escolar, son más habituales de lo que creemos. En la temporada 2008-2009 en un partido de categoría alevín también, en otra comunidad autónoma de España, se produjo un 30-0.
Lo primero que hay que decir es que un sistema de competiciones adaptado a la edad de los niños y niñas puede contribuir en el desarrollo de su etapa de formación deportiva, entre los 6 y los 16 años. Sin embargo, en la actualidad, las competiciones tienen unas demandas para las que los jóvenes deportistas no están preparados ni física, ni psicológicamente.

Los efectos adversos del estrés que implica una competición en la que el valor del triunfo es lo único que importa son perjudiciales y provocan que los jóvenes abandonen el deporte antes de desarrollar sus conocimientos, habilidades, actitudes y valores de forma completa. Por ello, hay que tratar las competiciones sólo como un medio deportivo y social, no como un fin en sí mismo. Generalmente, una experiencia positiva produce hábitos de vida activos durante muchos años y esta es la esencia básica del aprendizaje deportivo, antes que ser un campeón.
Vemos todos los fines de semana, que desde los 4 años de edad, se participa en encuentros con reglamentos estrictos, árbitros, rituales copiados de las competiciones profesionales y la victoria como el objetivo principal. Aunque, cuando le preguntas a un entrenador, directivo, padre o madre, qué es para ellos lo más importante, responden que "formarse", después, durante la competición, vemos que lo significativo y el interés lo ponen en el resultado. La participación en competiciones desde edades en etapa de educación infantil es una dinámica que no se corresponde con principios ni objetivos educativos, porque tiene una consecuencia negativa desde una perspectiva ética, que es la falta de valoración del esfuerzo realizado, si no va acompañado de la victoria en el partido o en la competición.
El reto, en la actualidad del deporte base, debería ser siempre lograr la máxima participación deportiva, sin menoscabo de la diversión, ni tampoco de la progresión de cada niño o niña. La obsesión competitiva generada por la sociedad de la inmediatez a la que estamos sometidos, debe quedar al margen para ampliar, los niveles de la estructura deportiva de competición, con el objetivo de que todo niño o niña con ganas de práctica, independientemente de sus capacidades y habilidades, pueda competir en condiciones de igualdad técnica, táctica y física; fomentando así la participación y no estableciendo los resultados como imagen final del proceso de formación.
Las fases del desarrollo motor exigen que tengamos en cuenta contenidos de aprendizaje según la edad. Entre los 3 y los 7 años hay que enseñar habilidades motrices básicas. A partir de los 7 y hasta los 11 años, aproximadamente, es la etapa para comenzar con habilidades motrices específicas y a partir de los 14 años, es cuando un adolescente está preparado para las habilidades motrices especializadas, sin se han desarrollado adecuadamente las fases anteriores.
El desarrollo evolutivo de los jóvenes debe hacernos pensar sobre el equilibrio que tiene que haber entre los retos planteados y las habilidades que pretendemos que desarrollen. En la etapa de educación primaria, entre los 6 y los 12 años, se producen cambios en los aspectos cognitivos, socio afectivos y de desarrollo moral; y es a partir de los 11 o 12 años, cuando es posible apreciar en el niño su capacidad para realizar juicios propios independientes de los del adulto, para discernir lo justo de lo injusto y esto supone en el ámbito de la competición deportiva, una asunción y asimilación de valores.
PD: según lo expuesto y para aquellos que la crítica la fundamentan en decir que esto son "sólo discursos", recordar que en la legislatura 2003-2007, por ejemplo, se pusieron en práctica, desde el Cabildo de Gran Canaria iniciativas como el Rebumbio 3x3, cuyo objetivo principal era fomentar el fútbol lúdico y el juego limpio en centros escolares de Gran Canaria.

http://www.laprovincia.es/opinion/2018/01/17/iniciacion-deportiva-educativa/1018756.html