viernes, 23 de octubre de 2015

TU ACTITUD DETERMINA TU DIRECCIÓN

En el deporte hay tres elementos fundamentales: aptitudes, actitudes y oportunidades.
Las aptitudes comprenden todas las competencias y habilidades que tienen los deportistas y que son mejorables por el entrenamiento. En el caso de los deportes de equipo, nos referimos a todas las capacidades y cualidades que tiene cada jugador como individuo y también a las que consigue el grupo, fruto de las sinergias del trabajo en equipo. Incluye todo el saber y el saber hacer individual y colectivo. Es el “poder” o “empoderamiento”.

La actitud tiene más que ver con la voluntad, el “querer” hacer. Una buena predisposición a jugar aumenta de forma muy significativa la concentración, la atención, la ambición y la motivación para conseguir los objetivos perseguidos. Es verse por adelantado haciendo las cosas con todas las fuerzas y sin ahorrar ningún esfuerzo. Depende de cada uno y, por tanto, se puede elegir.

La oportunidad surge en el transcurso de la competición. Puede tener un componente aleatorio pero también puede crearse. Uno puede estar esperando a que algo pase o por el contrario provocar que pase. La mayoría de las veces, unas buenas habilidades y la mejor de las predisposiciones para utilizarlas nos permiten estar preparados cuando surgen las oportunidades y, entonces, poder aprovecharlas.

De los tres factores mencionados, el más decisivo, desde mi punto de vista, es la actitud. Elegir y tener una buena actitud. Todos tenemos una buena actitud cuando las cosas van bien, cuando ganamos partidos, cuando somos los protagonistas y todo nos sonríe. Sin embargo: ¿Cuál es nuestra actitud cuando nuestro equipo va perdiendo, cuando los árbitros nos defraudan, los compañeros no lo hacen bien y fallan, o cuando el entrenador nos increpa o jugamos contra un rival al que consideramos de “antemano” inferior?

La actitud se puede elegir. Hay quienes optan por una actitud de compromiso, de entrega, de sacrificio, logrando sumar de forma exponencial las aptitudes de cada uno de los integrantes de su equipo para multiplicar las habilidades individuales y colectivas. Sin embargo, otros pueden confiar plenamente en sus capacidades, en su “poder”, y elegir una actitud cumplidora, relajada, confiada que puede mermar mucho el posible potencial del talento de una persona o un grupo.

Un equipo necesita el 100% de cada uno de sus integrantes. No se puede jugar al 40 %, al 50% o al 60%. Nunca se debe permitir que un jugador deje el 40 % de su talento, de sus ganas o de sus fuerzas en el vestuario o regule su actitud en función del adversario. De nada sirve ser el mejor o tener buenas competencias en cualquier tarea si no tienes toda la voluntad y la motivación por utilizarlas. Para poder primero hay que querer.

Siempre se lo digo a mis alumnos : cuando el talento se iguala y cuando los recursos técnicos, tácticos, estratégicos son parecidos, consigue sus objetivos quienes más ahínco pone en conseguirlos.

Cuando surja la oportunidad , una buena actitud no la dejara escapar, y aunque nuestras capacidades no sean las mejores, nuestra predisposición y nuestra voluntad nos pueden ayudar a conseguir nuestros fines y metas.

MÁS IMPORTANTE QUE EL RESULTADO ES EL PROCESO

Solemos considerar al resultado como lo único importante. Pero el éxito es un proceso, no es un destino. Poner al resultado como valor máximo se contrapone con el concepto de proceso, esto es, la serie de pasos y experiencias que llevan a un resultado. Y el proceso incluye el error. No hay aprendizaje sin error. Pero lo inverso no es necesariamente cierto: el error no da siempre lugar al aprendizaje. Eso dependerá de lo que cada uno haga con sus experiencias. Porque la experiencia no es lo que nos sucede, sino lo que hacemos con lo que nos sucede. Tener una buena experiencia no significa no haberse equivocado, sino haber capitalizado los errores cometidos. Cada fracaso nos enseña algo que necesitábamos aprender.
Si nos guía un propósito definido, es más fácil. Es importante la presencia de un sentido, de un "para qué" trascendente. Y si tenemos ese "para qué", también encontraremos el "cómo". La mayoría fracasa por no tener una idea clara de lo que quiere conseguir. Sin una razón o propósito poderoso cualquier cosa en la vida es dura. Y ese propósito se construye y se sostiene con esfuerzo.

ESPECIALIZACIÓN TEMPRANA EN EL DEPORTE

Las sumas de dinero que gana un deportista de alto nivel son impresionantes, y alrededor de estos se mueve otro tanto en publicidad. El deporte se ha convertido en una gran industria del entretenimiento, por lo tanto tener un deportista de alto rendimiento es una fabrica de hacer dinero, se les paga por todo no solamente por competir, cada aparición en público es un gran negocio, así sea un acto social que garantiza la consecución de recursos.

Esa es una de las causas en que hemos caído, no solamente en nuestro medio, también en muchas partes del mundo. Estamos abusando de nuestros niños en cuanto a cargas de entrenamiento, vemos niños con unas riquezas técnicas importantes pero en cuanto a sus patrones básicos de movimiento tienen muchas deficiencias. Queremos conseguir deportistas a temprana edad cueste lo que cueste, así este en contra de la salud del individuo.

PEDAGOGÍA DEPORTIVA : COMO EDUCAR CON EL DEPORTE


La pedagogía deportiva, ha sido definida por innumerables profesionales e investigadores, pero uno de sus significados más completos es aquel que la define como "la ciencia que trata sobre relaciones entre las Actividades Físicas Escolares y de la educación". Por tanto, ésta debe contribuir a través de una base teórica de la actividad física escolar, al desarrollo de los/as niños/as y al enriquecimiento de sus vidas en general.
En este contexto conviene aclarar qué entiende el niño o la niña por deporte o actividad física y/o deportiva, de qué tipo de actividad se trata, de qué forma de organización, de qué grupo de personas, de qué nivel de exigencias y qué repercusiones tiene en quienes lo practican. Además saber quiénes y qué deporte practican, qué actividad físico-deportiva corresponde a cada edad, qué intereses o motivos les llevan a practicarlo y qué motivaciones les llevan a ello, qué influencia reciben, etc.
 
Por otro lado, ha de plantearse la cuestión de los efectos, de las repercusiones que tiene la práctica deportiva. Qué ejercicios, qué intensidades, qué frecuencias son necesarias y apropiadas para obtener un efecto deseado para la salud o para el nivel. Qué ejercicios resultan insuficientes y cuáles demasiado intensos, incluso perjudiciales para la salud. Cuál es la influencia, el efecto de ciertas prácticas deportivas, de determinadas disciplinas deportivas sobre la educación y la socialización del ser humano.
 
La pedagogía deportiva tiene como cometido, ocuparse de las cuestiones y ámbitos de investigación siguientes:
 
- Cuáles son los efectos deseables de la práctica de las Actividades Físicas Escolares en el desarrollo y organización de la vida humana.
-Cómo hay que evaluar las diferentes formas de actividades físicas escolares en relación con lo anterior.
- Cómo hay que tener en consideración las características individuales (por ejemplo: edad, sexo, aptitudes, intereses) en el momento de la organización de actividades físicas escolares.
- Cuál es la influencia de unas condiciones generales, institucionales, culturales y sociales determinadas, para la puesta en marcha de una práctica deportiva pedagógicamente llena de sentido.
 
¿Cómo configurar una buena pedagogía deportiva?
1. El educador: Debe influir e inculcar constantemente la autocrítica en sus alumnos o jugadores (ya sean niños o adolescentes), acostumbrándolos a realizar un análisis o valoración de sus actuaciones para así permitirle ver y valorar sus propios defectos y la repercusión que estos traen sobre los demás. (valorarse aun con sus virtudes y efectos y valorar al resto por igual).
 
2. Asignación de responsabilidades: La asignación de responsabilidades ayuda al niño, en este caso, a crear sus primeras experiencias en el ámbito social. Este aspecto enfoca al niño o adolescente a un medio de disciplina y cumplimiento tanto personal como ante la comunidad. (confiarle una serie de responsabilidades adecuadas a su edad y madurez).
 
3. Emulación:Al trabajar este aspecto mejora la parte emocional y de actitud del deportista, impulsándolo a mejorar y a obtener grandes resultados. Es importante trabajar en este aspecto, la parte psicológica y de estimulo, ya que son los pilares fundamentales para alcanzar un desarrollo óptimo. (Es importante mantener conversaciones con el niño o adolescente, mantener un acercamiento y estrechar vínculos emocionales entre el educador o entrenador y jugador, jueguen éstos en un deporte con posibilidades de ampliar su carrera deportiva o no, ya que el seguimiento y análisis de su estado de ánimo y conducta, repercute enormemente en su desarrollo como persona, deportista y profesional).
 
4. Estímulo:Consiste en reforzar la satisfacción por la tarea cumplida, reafirmando las cualidades positivas y las aspiraciones de ser mejor cada día. En el ámbito deportivo se puede dar la estimulación de dos maneras; el estímulo moral y el estímulo material. ( Una recompensa materializada normalmente suele mejorar el rendimiento y evolución del niño o adolescente a corto plazo, sin embargo, una recompensa fundamentada en la estimulación moral suele obtener resultados a largo plazo, y ésta última es
más aconsejable).
 
5. Sanción:Trata de mejorar la conducta y por tanto la educación a través del reconocimiento y rectificación de los errores. La excesiva tolerancia puede afectar el desarrolló social y personal del deportista conllevándolo a un camino de posibles fracasos, el entrenador o docente-educador debe ser implacable, pero tampoco muy tolerantes ya que cualquiera de estos dos casos afectará a la proyección del alumno. (Lo idóneo es mantener un nivel de sanción, ni fallar por exceso ni por defecto, ya que debe existir un margen de libertad en el que el alumno aprenda a tomar decisiones con una base teórica del bien y el mal, sin que el docente o entrenador cruce la línea de lo excesivo, cuando éste comete algún error dentro de este margen).
 
6. Crítica y autocrítica: En toda disciplina deportiva se debe hablar para construir, se debe aprender a ser crítico para aprender, y autocrítico para mejorar, ya que estos son los pasos para una nueva y mejor sociedad.
(Una vez y cuanto antes aprenda el niño o adolescente a reconocer y aceptar sus errores, a recibir objetiva y positivamente las críticas externas y a mantener una postura receptiva ante el cambio y mejoramiento, su actitud, y posterior desarrollo profesional y personal le llevarán por el buen camino).
 
Cabe destacar, que un pedagogo deportivo es una cosa, y educar en el deporte es otra. Un profesional puede haberse adentrado en el mundo del deporte y no tener una base teórica fundamentada sobre la pedagogía, y mucho menos hacer que ésta forme parte de su carrera de forma positiva, y a su vez, puede saber ejercerla. Con esto quiero decir, que no todo el que ejerza algún tipo de deporte tiene por qué conocer estos indicadores mencionados anteriormente, sin embargo, sí es importante conocerlos, y aprender, interesarse, y llevarlos a la práctica de la mejor manera posible, hacen de su evolución la más completa, y de los que entrena la más satisfactoria.
 
Por tanto, el deporte no puede encaminarse sin ir de la mano de la pedagogía, de una educación, y la pedagogía, no puede alejarse del deporte aun queriéndose alejar de él.