sábado, 26 de diciembre de 2015

COMUNICACIÓN ENTRENADOR-DEPORTISTA

 
 
Damos por hecho que un entrenador es experto en la técnica, la táctica, y en todo el sistema de entrenamiento necesario para la práctica de su deporte; sin embargo, no debemos olvidar que no van a ser ellos los que van a “salir a competir”, sino sus deportistas. Así pues, ¿de qué serviría poseer amplios conocimientos sobre nuestro deporte si no somos capaces de comunicarlos de forma eficiente a nuestros deportistas? Son muchos los casos de grandes entrenadores que terminan fracasando por no saber transmitir un mensaje de forma apropiada y en el momento y lugar adecuados; no se trata de soltar lo que uno quiere decir sin más, ya que lo que realmente importa no es lo que el entrenador dice, sino lo que el deportista es capaz de asimilar de ese mensaje. Afortunadamente, la comunicación es una habilidad que se puede entrenar y mejorar. En estas líneas, comentaremos diferentes habilidades que nos ayudarán a mantener una comunicación más eficaz.
1. Desarrollar la credibilidad cuando se comunica. Podremos mejorar la credibilidad de lo que decimos siendo entrenadores cooperadores, honestos acerca de nuestros conocimientos, claros en el trato con los deportistas, dinámicos y abiertos, haciendo uso siempre de un enfoque positivo y mostrándonos cordiales, afectuosos y empáticos con ellos.
2. Comunicar con un enfoque positivo. No debemos confundir un enfoque positivo con el hecho de elogiar de forma exagerada o con dejar pasar por alto un mal comportamiento. Por otra parte, hablamos de un enfoque y actitud que deberíamos transmitir tanto en el lenguaje verbal como en el no verbal. Dos aspectos importantes de este enfoque serían: realzar el elogio y los premios con el fin de reforzar conductas deseables y ayudar a los deportistas a autoevaluarse. Por consiguiente, conseguiríamos con esta actitud otorgarnos mayor credibilidad, aumentar la autoestima del deportista y disminuir el temor al fracaso.
3. Transmitir mensajes ricos en información. No sirve de nada decir que algo se ha hecho mal si no se acompaña de instrucciones específicas que ayuden a mejorar; igualmente, cuando un deportista ha hecho algo bien, el técnico debe elogiarlo explicando lo bueno y bien de su actuación. Es importante tener en cuenta que no debemos estar evaluando a un deportista continuamente, pues se sentiría incómodo e inseguro en su relación con el entrenador; por otra parte, hay que tener presente que no evaluamos a la persona, sino su comportamiento.
4. Comunicar con coherencia. Es muy habitual que prediquemos una cosa y hagamos otra completamente distinta, sin embargo, el entrenador debe procurar que esto le ocurra lo menos posible, ya que provoca en el deportista confusión y desconcierto. Otra incoherencia que desgraciadamente suele darse con bastante frecuencia entre los entrenadores, es no mantener la palabra dada. En el aspecto de la falta de coherencia, mayor precaución aún hay que tener si somos entrenadores de niños o adolescentes.
5. Aprender a escuchar. No sólo es importante que el deportista sea escuchado, lo es aún más que se sienta escuchado. Para ello, el entrenador debe poner en marcha la llamada “escucha activa”, la cual asegura a la otra parte que hemos recogido y entendido su mensaje. Pero… ¿cómo podemos escuchar activamente? Pues podemos hacerlo tanto con mensajes verbales como no verbales. Verbalmente debemos emitir sonidos confirmatorios (ajá, ya, vale, etc.), parafrasear, resumir, preguntar,… Con mensajes no verbales, podemos escuchar de forma activa con contacto visual, manteniendo una postura relajada, con mímica y gestos, con un ligero contacto físico, asintiendo,…
6. Mejorar la comunicación no verbal. En el mundo del deporte, se dan multitud de ocasiones en las que hacer uso de la comunicación no verbal, siendo muy importante para una buena ejecución que ésta sea efectiva. Por ello, tienen mayor importancia de la que creemos un gesto cariñoso, un guiño de ojos, una palmadita en la espalda, un tono de voz adecuado, etc.


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