sábado, 9 de febrero de 2019

EL DEPORTE COMO MEDIO DE INTEGRACIÓN


En muchas ocasiones los docentes no sabemos cómo actuar ante situaciones de discriminación o burla. O simplemente nos encontramos perdidos en el reto de intentar dar respuesta a la diversidad presente actualmente en nuestras aulas.

El área de Educación Física, tradicionalmente desvalorizada en el currículum escolar, representa una materia de gran importancia a la hora de afrontar conflictos y construir relaciones colaborativas que permitan llevar a cabo una inclusión social en nuestros grupos de clase.

Optar por el desarrollo de una deporte que apuesta por la inclusión social y educativa, significa dotar de un valor añadido al proceso de enseñanza-aprendizaje que llevamos a cabo desde los clubes.
Un deporte inclusivo es aquel en la que todo el alumnado tiene garantizado el acceso a la totalidad de los contenidos del currículum en cualquiera de las acciones formativas que se realizan por parte de los clubes deportivos, además de garantizar la participación de todo el alumnado en su desarrollo.

En el ámbito deportivo, las y los profesionales de educación física, no podemos quedar al margen de los procesos de construcción de una escuela inclusiva, en este sentido, desde el área de educación física, debemos orientar nuestros contenidos y nuestras sesiones hacia el desarrollo de valores y actitudes que potencien procesos de educación inclusiva.

La actividad física, influye directamente en el desarrollo físico y motor de quien la practica, pero además genera beneficios relacionados con el ámbito social, repercutiendo en la adaptación de las personas a su entorno, generando una población saludable y activa, y potenciando los valores de responsabilidad personal y colectiva en el desarrollo social, a través de distintos deportes y juegos pre-deportivos.

Hablar de inclusión social, nos lleva inevitablemente a pensar en deporte y actividad física adaptada, pero la inclusión educativa transciende esa barrera construida en torno a las capacidades y discapacidades, para fijar su influencia en el reconocimiento de toda la diversidad existente en el aula y dar respuesta a esta a través de distintas actividades.

Como docentes no debemos olvidarnos de utilizar estrategias educativas como la que se desarrolla con la puesta en marcha de “la alumna o alumno tutor”, donde estudiantes más avanzados tratan de colaborar ayudando a aquellas compañeras y compañeros que necesitan apoyo durante los juegos y actividades físicas que se proponen. Una estrategia que resulta muy beneficiosa en el trabajo con personas con movilidad reducida o dificultades de visión; la flexibilización del currículum debe convertirse en otro de nuestros objetivos a la hora de plantear actividades, modificando las reglas y normativas de los deportes y juegos deportivos propuestos en clase, teniendo en cuenta de esta forma toda la diversidad presente en nuestro aula; además, el fomento de actitudes positivas hacia la diversidad y las diferentes capacidades físicas de compañeras y compañeros, es un objetivo primordial que podemos trabajar desde los juegos de cooperación o de cooperación-oposición en equipo.

En los últimos años, el número de iniciativas de inclusión social que centran su intervención en el desarrollo de actividades deportivas ha crecido notablemente, convirtiéndose en una línea de futuro en el trabajo con colectivos socialmente excluidos.

Más allá de la escuela, la puesta en marcha de iniciativas de inclusión social centradas en la actividad física y deportiva, es uno de los grandes campos desde los que trabajar la inclusión social y educativa.

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