sábado, 9 de febrero de 2019

LA COMPETICIÓN COMO MEDIO DE ENSEÑANZA DEPORTIVA

El actual modelo de competición en etapas de iniciación deportiva, en las distintas disciplinas no es acorde a las fases evolutivas de los practicantes.
Se ha copiado el modelo de los adultos para los niños, cuando unos no tienen nada que ver con los otros en los aspectos físicos y cognitivos y no están, hablando en términos madurativos, preparados para soportar unas cargas de trabajo ya sea físico como psicológico para la edad que tienen.
La competición debería ser un medio en el que los niños aprendan las reglas, la técnica y la táctica en un contexto sin presión y de forma lúdica y significativa.
Estamos creando adultos en miniaturas que repiten lo mismo que los mayores, y en la mayoría de los casos sin saber el por qué de las cosas.
A mi entender es el modelo idóneo de enseñanza deportiva competitiva, y fundamentado en las teorías del entrenamiento y de la
en el que los adultos demos los mecanismos para que éstos los puedan aprender y se afiance ese aprendizaje a través de las experiencias guiadas.
Durante los últimos años se ha discutido el valor real de la competición en el proceso deiniciación deportiva, al observarse comportamientos inadecuados o excesivamente competitivos (sólo vale ganar por encima de todas las cosas), por parte de deportistaa o de espectadores, que habitualmente son familiares de los propios participantes.
Sin embargo, la competición en sí misma no es negativa, sino su mala interpretación y aplicación en la enseñanza. Así, pese a que en la mayoría de casos no sucede, la competición siempre debe emplearse bajo un planteamiento eminentemente formativo. De esta manera, la competición debe considerarse como un acto pedagógico, un importante pilar del proceso de enseñanza y aprendizaje de nuestros jóvenes talentos .
Siguiendo esta línea, Sánchez Bañuelos reafirma la validez de la competición y de los juegos/deportes competitivos como un acto educativo: “el juego competitivo es un elemento educativo valioso no sólo por lo que puede tener de preparación hacia una posterior práctica deportiva, sino porque el binomio cooperación-competición se encuentra en la base de la vida misma y de la supervivencia del hombre como individuo y como especie”.
Además de subrayar el carácter educativo de la competición, es necesario también adaptar la competición a las características físicas, fisiológicas y psicológicas de los niños.Todas las observaciones e investigaciones realizadas muestran que los niños se divierten y aprenden más jugando con pocos jugadores en deportes de equipo y con reglas adaptadas. Siguiendo esta línea, es importante modificar el reglamento de las competiciones en la fase de iniciación deportiva.
Por último, para focalizar la atención de los niños en el desarrollo del juego y no en el producto final de la competición (ganar-empatar-perder), es importante establecer una, dos o tres metas concretas, relevantes y alcanzables. De esta manera, los deportistas mejoran sus habilidades y capacidades, dejando de lado el resultado de la competición y cambiando su criterio de éxito.
Hay diferentes perspectivas a la hora de definir y entender las iniciación deportiva que pueden variar en cuanto a la metodología utilizada, la especificidad o no del deporte y el ámbito deportivo en el cual se desarrollar.
El niño/a debe desarrollar una actividad física que sea satisfactoria para él según sus motivaciones, esto no supone la obligatoriedad de buscar el máximo rendimiento, pues el deporte se puede realizar de muchas maneras y perseguir diferentes objetivos.
Al hablar de edad de iniciación deportiva es preciso distinguir entre la edad adecuada para el inicio de la práctica deportiva y la edad de especialización, momento en que el niño/a se concentra exclusivamente en un deporte pensando en obtener una alta prestación.

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