viernes, 23 de octubre de 2015

MÁS IMPORTANTE QUE EL RESULTADO ES EL PROCESO

Solemos considerar al resultado como lo único importante. Pero el éxito es un proceso, no es un destino. Poner al resultado como valor máximo se contrapone con el concepto de proceso, esto es, la serie de pasos y experiencias que llevan a un resultado. Y el proceso incluye el error. No hay aprendizaje sin error. Pero lo inverso no es necesariamente cierto: el error no da siempre lugar al aprendizaje. Eso dependerá de lo que cada uno haga con sus experiencias. Porque la experiencia no es lo que nos sucede, sino lo que hacemos con lo que nos sucede. Tener una buena experiencia no significa no haberse equivocado, sino haber capitalizado los errores cometidos. Cada fracaso nos enseña algo que necesitábamos aprender.
Si nos guía un propósito definido, es más fácil. Es importante la presencia de un sentido, de un "para qué" trascendente. Y si tenemos ese "para qué", también encontraremos el "cómo". La mayoría fracasa por no tener una idea clara de lo que quiere conseguir. Sin una razón o propósito poderoso cualquier cosa en la vida es dura. Y ese propósito se construye y se sostiene con esfuerzo.

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