martes, 26 de enero de 2016

LA CONFIANZA EN UNO MISMO EN LOS DEPORTISTAS

En el deporte, se habla continuamente de rachas ya sea para valorar la actuación de un equipo o de un deportista. Cuando las cosas van bien, parece que todo es más sencillo, no cuesta anotar o dar buenos golpes de raqueta, incluso parece que la suerte está de nuestro lado. En cambio, cuando las cosas salen mal, se cometen más errores, más distracciones y la suerte no llama a la puerta.
Estas sensaciones no son incontrolables, es decir, tener una buena racha o no, no depende del azar, depende de la actuación del deportista. Y es aquí, donde tenemos que hacer mayor hincapié, el deportista puede cambiar su suerte a través del trabajo y la confianza en uno mismo.
Desde que somos pequeños, vamos conformando nuestra autoestima y confianza en nosotros mismos a través de nuestra historia de éxitos y fracasos. Cuando tenemos más éxitos que fracasos solemos tener una mayor confianza en nosotros mismos y cuando son los fracasos los que superan a los éxitos, nuestra confianza disminuye.

Cuando llevamos a cabo una actuación solemos valorar cómo lo hemos hecho y preguntar a otros su valoración:
- Si la persona o su entorno sólo se centran en lo negativo, su valoración será negativa y por tanto, su confianza disminuirá (para simplificar la explicación se ha planteado una sola situación, la confianza disminuiría si ocurriera varias veces).
- Si la persona o su entorno sólo se centran en lo positivo, su valoración será muy positiva y por tanto, podría tener un exceso de confianza, aspecto también negativo ya que no permite mejorar y progresar al deportista.
- La situación ideal sería aquella que valora positivamente los aspectos realizados (siempre hay algo que puede reforzarse, aunque sea la actitud) y comentar lo negativo (a ser posible dando la explicación de cómo mejorarlo).

Pero ¿Cómo las valoraciones negativas pueden minar la confianza de un deportista?.

En primer lugar, cuando la atención, ya sea del deportista o del entorno, se centra única y exclusivamente en lo negativo, esto empieza a magnificarse, por tanto, empieza a aumentar la presión y el miedo a hacerlo mal, disminuyendo la confianza en uno mismo, lo que a su vez incrementa el número de errores y, por tanto, las valoraciones negativas. Este círculo vicioso puede ir aumentado cada vez más hasta convertirse en un problema grave, generalizando los errores a otros aspectos.
Segundo, ante un error, solemos pensar estrategias, maneras de corregirlo. Cuando el error se produce sobre un gesto técnico, empezamos a realizar su ejecución de forma consciente, es decir, realizando variaciones para conseguir hacerlo bien, por lo que al final lo hacemos mal. Y es que los gestos técnicos, una vez aprendidos e interiorizados, pasan a realizarse de forma automática, debiéndose evitar hacerlo de forma consciente (excepto en períodos de formación o de corrección de gestos técnicos). Por ejemplo, otra conducta automatizada sería conducir. Haced la prueba y decid en voz alta los pasos detallados que tenéis que realizar para por ejemplo cambiar de carril. Posiblemente, al estar tan centrados en decirnos los pasos a realizar se nos pase algo como por ejemplo, que ha aparecido un coche que antes no estaba y no podemos cambiar de carril.
Igualmente ocurre cuando un jugador va a tirar a canasta y en vez de hacerlo como siempre, de forma automática, empieza a pensar en que tiene que meterlo, en que tiene que colocar el brazo o la mano de tal manera, etc. La atención en esos pensamientos le distrae, por lo que la probabilidad de cometer un fallo aumenta. Un nuevo error vuelve a ser una prueba de “lo malo que soy”, disminuyendo la confianza.
Ante esas situaciones ¿cómo mejorar o incrementar la confianza en uno mismo?.
1-Desdramatizando los errores y centrando la atención en los aspectos positivos. Es decir, quitar importancia a los fallos, resaltando los aciertos.
2-Trabajando los errores con paciencia. La realización de un gesto técnico depende únicamente de la acción del deportista, no del azar; por tanto, puede mejorarse mediante un trabajo planificado, guiado y constante (hay que llegar a automatizarlo). Pero requiere tiempo por lo que no se pueden esperar resultados a corto plazo (regular las expectativas).
3-Favorecer pruebas de éxito. Es decir, resaltar los aciertos en el gesto o la actuación que se está mejorando (ejemplo: ves, has mejorado el porcentaje de ayer a hoy o has metido 3 seguidas...).
4-Aprender estrategias de control de pensamiento que permitan evitar distracciones en la ejecución.

ELASTICIDAD VS FLEXIBILIDAD

Muchas veces hemos hablado de las ventajas de un buen estiramiento y de lo necesario que es a la hora de prevenir posibles lesiones. Un buen estiramiento nos permite ganar lo que se conoce como movilidad articular, que es básico para ganar movimiento y por tanto mejorar el rendimiento deportivo.
Todos conocemos estos beneficios, pero seguimos confundiendo dos términos relacionados entre si pero muy diferentes.
Cuando hablamos de elasticidad, nos referimos técnicamente a la facultad del músculo de recobrar su forma en reposo, después de haber realizado un ejercicio de fuerza que la haya modificado.
Es decir, cuento mayor elasticidad tengamos, menor será el tiempo necesario por nuestros músculos para recuperar su estructura en reposo. Cuanto menos tiempo tarde, menor será el tiempo de desgaste que sufra y por tanto mejor será la calidad muscular del mismo.
Por su parte, la flexibilidad es la facultad del músculo de desplazar los segmentos óseos que forman las articulaciones. Cuanto mayor sea la flexibilidad, mayor será “la distancia” que podremos mover cada grupo muscular y por tanto, sacaremos mayor partido a cada uno de nuestros movimientos.
Existen dos tipos de flexibilidad, según esta sea activa o pasiva. La primera se centra en aquella que se produce bajo control muscular activo, mientras que la segunda es la máxima que se puede lograr mediante ayuda de fuerza externa, sin provocar lesiones.
La relación entre ambos es estrecha, y ambas son fundamentales a la hora de realizar los movimientos. Dependiendo del deporte que se practique, se necesitará mayor flexibilidad y menor elasticidad o viceversa en base a los gestos que cada deporte nos exija.
La flexibilidad viene determinada por diferentes factores como pueden ser:
-Las limitaciones estructurales de la articulación
-Las propiedades mecánicas de los músculos y otros tejidos blandos de la articulación
-Los procesos neuromusculares que controlan la tensión y la fuerza de los músculos
-El nivel de tensión muscular en el mismo músculo o tejidos blandos
-El umbral de dolor de cada persona al aproximarse al final de la amplitud.

APRENDIZAJE DEL GESTO DEPORTIVO

Para un correcto aprendizaje de cualquier deporte es imprescindible adquirir una buena ejecución del gesto específico de la modalidad deportiva en cuestión, a través la ejecución de movimientos estructurales que obedecen a una serie de patrones tempo-espaciales modelos, que garantizan la eficiencia, ésto es la técnica deportiva.
Características de la técnica deportiva.
-Se determina a partir de la estructura funcional modelo.
-Solo puede ser aplicada por el atleta.
-La persona que la realiza se relaciona con factores tempo-espaciales.
-Tiene como finalidad la ejecución de estructuras funcionales.
-La evaluación se hace a partir de la cantidad de errores que se realicen en su ejecución con respecto a la estructura modelo.
-Se ponen de manifiesto en todos los deportes, pero de forma determinante, en los pertenecientes al grupo de arte competitivo (Gimnasia, Nado sincronizado, Patinaje artístico, etc.), ya que todas las ejecuciones técnicas realizadas durante la competición son evaluadas por los jueces, definiendo en gran medida el resultado final de cada competidor. Cosa que no sucede en los restantes deportes.
-Exige de ejecuciones bajo determinado patrón estructural, a diferentes velocidades.
Al adquirir el correcto gesto deportivo, interviniendo biomecanicamente los grupos musculares necesarios para la realización del movimiento, implicará la economía de esfuerzo mejorando en la velocidad de ejecución y en general en el aumento del rendimiento deportivo.